sábado, 7 de marzo de 2009

Frente al mar


Fue aquí
donde la fresca brisa del aire,
al pasar,
balanceaba su pelo
sobre el mar.

Fue aquí
donde la fresca arena de la playa,
al caer,
humedecía su cuerpo
sin querer.

Fue aquí
donde su suave piel,
que crecía,
me enseñó lo que nunca había vivido,
lo que siempre deseé.

Entre el sordo recitar del agua,
entre coros de avecillas
que apenas desvanecían
tras los ronquidos del sol.

Con la impresión tan serena
de la luz que abría el canto
de la noche entre mis venas,
se agolpaban sensaciones
que recogían las velas:

Cautivada realidad.
Senos desnudos.
Reparada claridad del olor
del encanto.

Caricia cautivada.
Refrescante sencillez.
Sonrisa atrapada.
Fácil palabra.

Movilidad de cadencias
que caían al telón del alba.