domingo, 13 de diciembre de 2009

Dos despedidas


Foto: Kaiko.
I
Encarna y Andrés

Desde la humildad de ser sólo un conocido;

desde el desconocimiento,
por estar lejos desde hace tiempo,
en el paisaje;
desde la necesidad de conducir un sentimiento,
despídeme de ella.
Despídeme así, con mis palabras.

Brevemente,
como una deshilachada nota
más allá del fondo de vuestro concierto;
como una instantánea
en vuestras encadenadas citas,
háblale
de que sería imperdonable
olvidarnos de su fuerza ya vencida,
de su humanidad exagerada,
de sus días.

Háblale de mis palabras
sin distraer su reposo,
sin romper vuestra soledad compartida.
Háblale cualquier día,
en un momento en el que necesitéis
seguir abriendo los recuerdos de la vida,
las escenas de familia.
Cualquier día...
No sé... cualquier día.

Cualquier día,
dentro de vuestra despedida,
háblale de mi admiración por su ejemplo,
por su entrega, por la ayuda recibida,
por sus días.
Hablalé de que algo de ella
ocurrió en nuestras vidas,
de que algo de ella
ocurrió en mi vida.

O simplemente, cualquier día,
cuando la huída del dolor te lo permita,
dale un abrazo, dile "recuerdos",
piensa en nosotros mientras la miras.

II
Julián y Carmen

Desde la humildad de ser sólo aquel sobrino;

desde el desconocimiento,
por estar lejos desde hace tiempo,
en el paisaje casi toda una vida;
desde la necesidad de conducir un sentimiento,
despídeme de él.
Despídeme así, con mis palabras.

Brevemente,
como una deshilachada nota
más allá del fondo de este inicial desconcierto;
como una instantánea
en vuestras silenciosas citas,
háblale
de que sería imperdonable
olvidarnos de su robusta fuerza, ya vencida,
de su apreciada humanidad
y de su celosa vida oculta, dura,

de sus días.

Háblale de mis palabras
sin distraer su reposo,
sin romper vuestra soledad compartida.
Háblale cualquier día,
en un momento en el que necesites
seguir abriendo los recuerdos de la vida,
las sufridas vivencias de familia.
Cualquier día...
No sé... cualquier día
en el que le sea posible comprender
cuando lo miras.


Cualquier día,
dentro de vuestra despedida,
háblale de mi preocupación por su duelo,
por su resistencia,
por la costosa ayuda que le das
en su inútil lucha,

por vuestros últimos días.
Hablalé de que algo de él
se cruzó en nuestras vidas,
de que algo de él
ocurrió en mi vida.

O simplemente, cualquier día,
cuando la huída del dolor te lo permita,
dale un abrazo, dile "recuerdos",
piensa en nosotros mientras lo miras.